y terminar con la
polarización inherente a la dualidad.
Kishori Aird
En nuestro
interior conviven sentimientos amorosos con sentimientos hostiles, así es como
a veces vivimos momentos de paz y otros más movilizadores. Cuando un polo
predomina demasiado sobre otro, se generan conflictos interiores que se
traducen, luego, en nuestros vínculos con otro/s y con la realidad misma. Es lo
que algunos autores llaman vivir en la “dualidad”, y si observamos, lo que
predomina en nuestra sociedad actual.
En algunas
personas predominan los sentimientos de amor, y en otros, la gran mayoría, sentimientos de miedo. Actualmente, como
humanidad, estamos transitando un momento evolutivo donde necesitamos integrar
estos dos polos, darle un lugar a cada uno de ellos, permitir que se comuniquen
y se equilibren entre sí, sin que alguno de ellos predomine sobre el otro. Este
es nuestro desafío actual: integrar los polos para poder trascenderlos.
La naturópata
candiense Kishori Aird autora del libro “El ADN sin misterio”, a la coexistencia
de las polaridades opuestas llama “Punto Cero”: “El Punto Cero es una experiencia en la que elegimos acoger
simultáneamente los aspectos negativos y positivos de nuestras experiencias”.
Según las
vivencias que experimentamos, suelen emerger sentimientos de amor o
sentimientos de miedo. Cuando predominan los sentimientos de miedo se produce
un desequilibrio en nuestro interior: esto es estar “polarizado”, esto es vivir
en la “dualidad”.
Ahora bien,
¿cómo puede darme cuenta cuando estoy viviendo en la dualidad? Pues tus
sentimientos e inquietud interior te lo demuestran. También podemos observar
ciertas conductas que fuimos aprendiendo en nuestro camino de vida, y hoy
necesitan ser transformadas para poder trascender esa “polarización” que afecta
nuestra salud integral, obstaculiza
nuestros vínculos y de allí, nuestra auténtica felicidad.
Por ejemplo, si estoy viviendo una
experiencia que me provoca miedo o vergüenza, y me quedo paralizado/a en ese
polo, estaría viviendo desde la dualidad. Pero si busco en mi interior
conectarme con sentimientos de confianza en mí mismo/a, incluso sintiendo ese
miedo o vergüenza, puedo seguir evolucionando más allá de las polaridades
positiva y negativa; y vivir en el estado de amor del “Punto Cero”.
La autora Kishori
Aird lo expresa de esta manera: “El
estado de amor se sitúa más allá de las polaridades positiva y negativa. En
este estado, el bien y el mal, la luz y la sombra, lo bueno y lo malo y
cualquier otra manifestación de la dualidad coexisten en un punto de equilibrio
llamado Punto Cero. El Punto cero no es un estado neutro.
El Punto Cero no es estático, es multidimensional, está en continuo movimiento
y se mantiene en un espacio que cambia continuamente. Si el Punto cero está
constantemente en movimiento, es que la fuerza positiva de la luz y la fuerza
negativa de la sombra cohabitan en él sin anularse, a pesar de sus polaridades
opuestas. Equilibrando las dos polaridades en nosotros, elegimos vivir en la
compasión y en el amor”.
Es decir,
integrando en nuestro interior las vivencias negativas y las positivas, podemos
trascender el desequilibrio y comenzar a crear una vida equilibrada y armónica.
Para lo cual se requiere una actitud de “aceptación de lo que es”[1]
en cada momento, aún cuando nos genera sentimientos encontrados. Por ejemplo,
puedo estar en un negocio y la espera se hace demasiado larga, lo cual me
provoca cierto enojo o inquietud en mi interior, entonces puedo elegir aceptar esta
inquietud en mí y hacer que coexista con la serenidad: “Elijo poner esta experiencia en el Punto cero aunque me irrite”.
Lo importante
es incluir todas nuestras emociones, dándole un lugar a cada una sentiremos que
una nueva energía circula y vibra en nuestro interior. Experimentaremos un
sentimiento de poder y resolveremos nuestros conflictos más rápidamente, ya que aprendemos de ellos en
lugar de evitarlos.
Vale aclarar
que esta actitud no significa “abandonarse”, sino lo contrario: se trata de
mantener dos polaridades diferentes, permitiendo que coexistan nuestras
debilidades conjuntamente con nuestras fortalezas. Entonces, en lugar de negar, reprimir o expresar
impulsivamente nuestros sentimientos, los reconocemos, acogemos, y apelamos a
su contrario; así, crecemos y evolucionamos en lugar de perjudicarnos viviendo
en la polaridad.
Cuanto más
elijamos vivir desde esta nueva actitud integradora, la tensión interior se
disuelve y una energía renovada fluye en nuestro interior, experimentando más
serenidad, plenitud y amor.
“Si llegamos a integrar las cargas
positiva y negativa de nuestras vivencias, crearemos inevitablmente una vida
equilibrada y armónica. Creo que estamos preparados, a partir de ahora, para
integrar las polaridades y crear una nueva realidad basada en el estado de amor
en el Punto Cero porque ya hemos experimentado muchas veces el desequilibrio
entre ellas”.
Kishori
Aird
“…hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo”
Mt 6, 10
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