domingo, 28 de julio de 2019

LA IRA es una proyección de la culpa

LA IRA es una proyección de la culpa y jamás es el problema. El problema real siempre es la culpa subyacente.
La razón por la cual nos sentimos tan bien cuando lanzamos nuestra ira hacia alguien es que en ese instante creemos que finalmente nos hemos librado de nuestra culpa. 
El problema surge a la mañana siguiente o varias mañanas más tarde cuando nos despertamos y nos sentimos miserables. 
Entonces experimentamos el malestar psicológico conocido como DEPRESIÓN. No sabemos de donde viene la depresión. Le echamos la culpa a cualquier cosa. No nos damos cuenta de que la verdadera razón de nuestra depresión es que nos sentimos culpables por lo que le hicimos a esa otra persona. Cada vez que nos enfurecemos o atacamos nos sentimos culpables más tarde. 
La gente habla de la depresión como ira no expresada. A un nivel esto es verdad, pero por debajo de la ira, hay culpabilidad. El verdadero significado de la depresión es la culpa o el odio a sí mismo.
Ya que les he hablado de todas estas cosas terribles sobre la ira déjenme decirles que existe una circunstancia en la cual una expresión de ira puede ser positiva, y de esto se trata la pregunta. 
Se trata de mirar la ira desde un punto de vista terapéutico. 
Si se nos ha enseñado a través de nuestra vida que la ira es mala, como posiblemente nos ha pasado a todos en esta sala, entonces lo que se nos ha enseñado realmente es que a la ira hay que tenerle miedo. 
Creemos que si expresamos nuestra ira algo terrible le sucederá a la otra persona, o aun peor, que algo terrible nos sucederá a nosotros. 
Puede ser, pues, muy útil terapéuticamente como parte del proceso de liberarse totalmente de la ira y la culpa, pasar por un período en que expresemos la ira y experimentemos que no es gran cosa. 
Podemos ponernos furiosos con la gente y nadie caerá muerto a nuestros pies. Podemos ponernos furiosos con alguien y Dios NO nos castigará matándonos por la cosa terrible que hemos hecho. 
En realidad nada terrible sucederá. No es gran cosa. En ese punto podemos mirar la ira más objetivamente y reconocer que el problema no es la ira como tal. 
El problema real es la ira que estamos dirigiendo hacia nosotros mismos por nuestra culpa.
El peligro está en que NO veamos esto como un paso temporal. 
Gracias a las recientes enseñanzas de la psicología, vamos a ver esto como un fin. 
Lo que sucede entonces es que se le va a rendir culto a la ira como a un ídolo, porque nos hace sentir bien regañar y ponerse furioso con otra persona. 
La psicología NUNCA NOS ENSEÑARÁ (puesto que la psicología es realmente un sistema muy secular) que EL PROBLEMA VERDADERO ES LA CULPA, Y QUE LA CULPA ES UNA DEFENSA CONTRA DIOS. 
Entonces lo que pasa es que la expresión de la ira se convierte en la meta y nos sentimos tan bien que no queremos soltarla. 
Sin embargo, nuestra meta debe ser ponernos en contacto con nuestra culpa subyacente y manejarla. Necesitamos expresar nuestra ira sólo como una fase que nos lleve a trascenderla plenamente. 
Así que si pasamos por un período en que sentimos la necesidad de ponemos violentos, debemos verlo como una etapa temporal y tratar de no ver la ira como la gran cosa. 
Entonces podemos llegar al problema verdadero que es la CULPA. 
Cuando realmente manejemos la culpa y la soltemos no necesitaremos volver a ponemos furiosos.
Kenneth Wapnick, Ph.D.
Una Introducción Básica a UN CURSO EN MILAGROS
CAPÍTULO 4. Fragmento (La Ira y el perdón). Pg.111-113

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