BY MARÍA GUADALUPE BUTTERA BLOG, NUESTRA VIDA EMOCIONAL
“Había un niño que quería conocer a Dios.
Un día llenó su mochila con pastelillos y una botella de jugo y salió a jugar en el parque.
Cuando había caminado unas 3 cuadras, se encontró con un anciano sentado en un banco del parque que observaba las aves.
El niño se sentó junto a él, abrió la bolsa y estaba dispuesto a tomar un sorbo de jugo, cuando el anciano levantó la vista y vio que él tenía hambre, entonces le ofreció un pastel.
El anciano agradecido aceptó y le sonrió.
Su sonrisa era tan increíble que el niño quería volver a verla. Luego le ofreció jugo.
Una vez más el viejo le sonrió. El niño estaba tan feliz! Se sentaron allí sonriendo, comiendo pasteles y bebiendo jugo por el resto de la tarde sin hablar el uno con el otro.
A medida que oscurecía el niño estaba cansado y decidió volver a casa, pero antes de salir se volvió y dio un gran abrazo al anciano.
Entonces el anciano le dio la sonrisa más grande que el chico ya había recibido.
Cuando el niño llegó a casa, su madre se sorprendió al ver tamaña alegría en su rostro:
– ¿Qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?
Él respondió:
– Pasé la tarde con Dios. ¿Sabías que él tiene la sonrisa más hermosa que yo jamas había visto?
Mientras tanto, el anciano llegó a casa con una sonrisa radiante en su rostro y su hijo le preguntó:
– ¿Dónde has estado que estas tan feliz?
Y el anciano respondió:
Un día llenó su mochila con pastelillos y una botella de jugo y salió a jugar en el parque.
Cuando había caminado unas 3 cuadras, se encontró con un anciano sentado en un banco del parque que observaba las aves.
El niño se sentó junto a él, abrió la bolsa y estaba dispuesto a tomar un sorbo de jugo, cuando el anciano levantó la vista y vio que él tenía hambre, entonces le ofreció un pastel.
El anciano agradecido aceptó y le sonrió.
Su sonrisa era tan increíble que el niño quería volver a verla. Luego le ofreció jugo.
Una vez más el viejo le sonrió. El niño estaba tan feliz! Se sentaron allí sonriendo, comiendo pasteles y bebiendo jugo por el resto de la tarde sin hablar el uno con el otro.
A medida que oscurecía el niño estaba cansado y decidió volver a casa, pero antes de salir se volvió y dio un gran abrazo al anciano.
Entonces el anciano le dio la sonrisa más grande que el chico ya había recibido.
Cuando el niño llegó a casa, su madre se sorprendió al ver tamaña alegría en su rostro:
– ¿Qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?
Él respondió:
– Pasé la tarde con Dios. ¿Sabías que él tiene la sonrisa más hermosa que yo jamas había visto?
Mientras tanto, el anciano llegó a casa con una sonrisa radiante en su rostro y su hijo le preguntó:
– ¿Dónde has estado que estas tan feliz?
Y el anciano respondió:
– Comí y bebí jugo en el parque con Dios. Tú sabes que él es mucho más joven de lo que pensaba? Es un niño … y nos hace sonreír, nos alimenta” Autor desconocido
Si el Cielo fuese algo externo a ti, no podrías compartir su júbilo. Pero puesto que está dentro de ti, su júbilo es también el tuyo. UCDM
Si el Cielo fuese algo externo a ti, no podrías compartir su júbilo. Pero puesto que está dentro de ti, su júbilo es también el tuyo. UCDM
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